ROAD TRIP…PORTUGAL

Viernes 15 de Abril  2010 16h, no hay tiempo que perder y varios kilometros por delante hasta el primer destino, un lugar que aunque hayas visitado varias veces siempre es agradable volver cada cierto tiempo ya que posee ese encanto de ciudad pequeña con mucha historia a sus espaldas pero siempre fresca y actual… Los lugareños ven pasar por sus calles cada año diferentes generaciones y se desarrolla un mestizaje peculiar entre lo castizo y lo actual, entre lo joven y lo viejo, entre la cultura del pueblo y la cultura de los libros, entre la novedad y la rutina, entre lo vivido y lo que queda por vivir…es Salamanca. Callejear por sus calles llenas de historia, edificios con tipografías clásicas, con letras retorcidas, ranas escondidas y astronautas en portadas, abre el apetito para acercate hasta la calle Van Dyck, un lugar de referencia para el tapeo.

Sabado con su solecillo matinal castellano exige una parada en Guijuelo, cuna del mejor jamón, donde encontramos un mercadillo de lo más cañí, donde cada uno desde su puesto trata de llamar la atención de los paseantes con autenticos slogans dignos de la mejor escuela de Marketing «lo vendo todo», «me lo quitan de las manos», «3X2″… Posteriormente, es hora de desviarse por uno de los mejores valles en esta epoca, El valle del Jerte. Parar a observar desde lo alto la silueta del río que atraviesa todo el valle es algo obligatorio. Los cerezos, los manzanos y los olivos custodian la carretera a ambos lados y te llevan hasta Jerte, un lugar con encanto y que tiene unas piscinas naturales dignas de cualquier paisaje suizo.

       

Nuestra ruta nos lleva a Caceres, ejemplo de la debacle y sinrazón de la economía española de los últimos 15 años. Ciudad medieval interesante pero con una sobredimensión de la construcción mal gestionada que ha llevado a  convertir los campos de trigo de entrada a la ciudad en calles vacias sin edificar, rotondas que conducen a  ninguna parte, parcelas más propias de un poligono industrial que de una civilización y en definitiva metros y metros robados al campo para sólo especular y no edificar!!

Domingo con sol primaveral más propio de una mañana de verano apabullante no es lo mejor para caminar, pero  estar en Merida implica visitar el circo romano, el anfiteatro, los museos y en definitiva andar entre los restos de lo que un día fue un lugar de descanso (Emérita Augusta significaba que fue una ciudad fundada en tiempos de Augusto con soldados licenciados del ejército, los cuales se ubicaron en un poblado ya existente, a cambio de darles la categoría de ciudadanos romanos a los antiguos pobladores). Callejeando descubrimos un restaurante vegetariano muy recomendable donde degustar platos diferentes.

 

Los siguientes kilometros nos conducen hasta una ciudad llena de color, de vida, de agua, de gente venida desde las antiguas colonias, de gente venida desde las pequeñas aldeas del interior del país, de barrios altos y barrios bajos…evidentemente estamos en Lisboa. Varias veces visité esta ciudad durante mis primeros pinitos en el mundo laboral y es un lugar  que me hace recordar esos momentos con cierta nostalgia y me demuestra que me queda tanto por ver en esta ciudad que creo que es obligatorio volver a visitarla en breve. La opción de ir sin alojamiento y con la idea de buscar simplemente un sitio donde dormir y ducharte, te permite conocer hostales tan buenos como el Yes! Lisbon Hostel. Hostal con 2 años de existencia y que ya ha sido nombrado entre los mejores hostales del mundo. Situado en la parte trasera de la Plaça do Comercio y cercano a todas la zonas de interes es un lugar muy barato, con buen ambiente, conexión a internet y breakfast incluido.

La suerte de cenar con una amiga lisboeta de Dani y su hermano hace que te lleven a un sitio local escondido y que te presenten sitios diferentes como el bar Arroz Doce donde tomar un pontape. Posteriormente, la noche nos condujo hasta uno de esos garitos nocturnos con una decoración vintage extrema y un recuerdo a esas peliculas en las que no sabes muy bien como va a acabar todo. El lugar se torna casí familiar y mágico cuando la alegría entremezcla a unos estudiantes vascos, unas italianas despistadas, el viejo de la barra y unos buenos hooligans ingleses con ganas de cantar todo cantico futbolero que se precie.

El siguiente objetivo es descender desde Lisboa hasta el Algarve por carreteras costeras secundarias para poder disfrutar de un paisaje natural que las grandes carreteras y las autopistas no te permiten disfrutar. La primera parada cercana a Setubal fue la playa de Sesimbra, pequeña localidad cercana al parque natural de la Sierra da Arrabida, y que posee una maravillosa vista desde lo alto de la colina antes de descender hasta su playa. Después de un bañito revitalizante continuamos nuestra ruta serpenteando por carreteras llenas de curvas que atraviesan localidades como Sines, Odemira y Odecente para llegar finalmente a Aljezur. Al llegar comienza a llover y el pueblo transmite una tranquilidad extrema, que recuerda a los pequeños pueblos franceses una tarde de otoño, que contrasta con la mañana siguiente, donde el sol brilla y las calles del pueblo se levantan con un gran ajetreo.

Las vistas desde el antiguo Castillo de Aljezur permiten dislumbrar la siguiente playa a la cual nos dirigimos por recomendación de la recepcionista del hostal Amazig Hostel (un hostal muy agradable de reciente construcción con precios muy economicos). El destino de esa mañana es Praia da Moreira un lugar precioso lleno de tranquilidad.

  

El descubrir un lugar bonito puede hacer que detengas tu ruta pero todo buen viajero sabe que tarde o templano acabará encontrando otros lugares que, de manera diferente le aporten muchisimo igualmente. Con este espiritu retomamos las curvas en dirección a Carrapateira y acabamos en un parking con caravanas, coches con tablas, matriculas españolas y rollito donostiarra, que nos indica que hemos llegado a un lugar privilegiado para el surf y efectivamente lo es…Praia do Amado.

Después de ver caer el sol sobre el mar es hora de ir a buscar nuestro hostal de «teenagers» en Lagos, ciudad muy interesante que merece la pena callejear. El ambiente en el hostal es el de volver a ver  esas noches americanas con 18 años en las cuales los chicos juegan a juegos de cartas y se retan a juegos estupidos mientras ellas usan cualquier excusa con tal de beber whisky y tequila a palo seco. El objetivo de ellas y ellos es llegar al primer bar sin capacidad de reacción, de tal manera que sean capaces de beber a traves de un embudo lo que un camarero, que lleva más de 1000 noches de barra,  decide mezclar al grito de GO, GO, GO, GO….hasta que ellas deciden subirse a la barra y comienza la sesión de chupitos de tequila… a partir de aquí todo el mundo que ha visto o ha disfrutado con 18 años de una «pool party» sabe lo que ocurre… y sino ya lo contaré en el post en el que hable sobre New Orleans.

Lo bueno de no ser «teenager» hace que no tomes esas bebidas tan «destroyers» y al día siguiente tengas un cuerpo perfecto para disfrutar de la playa y poder ir a Sagres en busca de una playita donde poder hacer surf. Las circunstancias a veces no se ponen de cara y esa marea cubriendo la playa, la lluvia en la playa y el hecho de haber unido al grupo a 2 alemanes que siempre cuanta más gente  hay,  mas dificil se hace llegar a un consenso hicieron que al final no surfearamos pero disfrutaramos viendo el cabo São Vicente y las calas colindantes.

Todo encuentro con personas locales o con otros viajeros (Espe y Maria) van creando una especie de guia de viaje que a la larga tiende a ser mejor que comprarse cualquier tipo de guía. Animados por una de estas conversaciones en un bar,  hacen que a la mañana siguiente nos fueramos a ver  Praia Dona Ana y sus alrededores, con unos fantásticos arcos y cuevas fruto de la erosión del mar y el viento en la roca….¡¡realmente recomendable!!

 

Nuestra ruta continua por una zona llena de contrastes entre pequeños pueblos y grandes urbanizaciones de lujo. Vilamoura, en Loulé, y Rocha, en Portimão me parecieron lugares interesantes para amantes del golf, el lujo y las vacaciones programadas pero que no permiten vivir la realidad de la gente local y el encanto del contacto con la gente del lugar.

Personalmente la mejor zona del Algarve se encuentra entre Lisboa y Lagos (toda la parte de Aljezur, praia do Amado…) pero cuando menos lo esperas llegas a un lugar como Tavira donde no esperas nada pero encuentras un pequeño pueblo donde callejear,  visitar su isla y sobretodo conocimos un grupo de españolas que nos trataron de lujo desde el primer momento y que son ese tipo de personas que te aportan los viajes, que hacen que cuando llegas a casa las sientas como de toda la vida. Efectivamente es agradable conocer gente como Maria, Alba, Majo y Eva.

Kilometro tras kilometro llegamos a Castro Marim, lugar fronterizo con una fortificación y unas impresionantes vistas de la frontera española y portuguesa. El encanto de esos pueblos fronterizos que viven a caballo entre países siempre me han gustado porque entrañan en sus gentes y sus calles aquellos años de contrabando, de controles fronterizos, de choques de culturas, de intercambio de lenguas, de choque de intereses…

Nuestro siguiente  paso es no saber a donde vamos y dejarnos llevar parando de camino en un sitio que me sorprendió llamado Isla Cristina y finalmente nos dirijimos a la costa gaditana, un lugar al que siempre me encanta volver y que será tema para un posterior post. Una vez más, vuelves a tu ciudad con la grata sensación de que  los viajes enganchan tanto por los lugares que visitas pero sobretodo por las personas que se cruzan en dichos viajes y que hacen que  relaciones un lugar con dichas personas.